Retomando la serie de entradas sobre dirección y gestión de proyectos escribo este tema que puede parecer obvio pero no lo es en muchas ocasiones.
Al finalizar un proyecto (principalmente tecnológico aunque es aplicable a cualquier área), nos haremos esta pregunta: ¿Hemos tenido éxito en el proyecto realizado? Esta respuesta que a priori parece sencilla y fácil de contestar con un monosílabo (o sí o no) puede que muchas veces quede bastante diluida y poco exacta. Lo primero que hay que hacer a la hora de acometer un proyecto justo después de la reunión de kick-off o punto de partida en la que hablemos con el cliente de lo que quiere exactamente (prometo una entrada sobre la toma de requisitos) es definir el éxito del proyecto. Es necesario redactar en una cara todo lo que nos servirá para definir el proyecto y medir el éxito del mismo. A modo de guión básico se me ocurren las siguientes preguntas:
- ¿Qué vamos a hacer y por qué?
- ¿Cuál es el objetivo del proyecto?
- ¿En qué contexto me muevo?
- ¿Que beneficios obtendré?
- Y por último y más importante, ¿Cómo mediré el éxito? (prometo una entrada explicando el concepto de indicadores de gestión)
Evidentemente, las cuatro primeras preguntas son de definición del propio proyecto y éstas me llevan a la última, la pregunta de cómo poder saber si tengo éxito o no. Me detendré en ésta sin citar indicadores de gestión y resumiendo lo que pueden ser los factores claves del éxito de un proyecto:
- Cumplimiento del plazo de entrega.
- Entrega completa según la definición inicial del proyecto.
- El proyecto sirve para lo que se acordó y tiene la calidad esperada.
- Las expectativas del proyecto se han cumplido.
- El beneficio establecido para el proyecto se ha alcanzado.
En la próxima entrada sobre gestión de proyectos hablaré de los indicadores de gestión de un proyecto que nos ayudarán a medir objetivamente que cumplimos los objetivos parciales y finales del proyecto.
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