Hace unos días tenía una conversación interesante con un colega de trabajo. Hablábamos y divagábamos acerca de lo que se entiende por consultoría tecnológica. Yo entiendo la consultoría tecnológica como el proceso de análisis y asesoramiento a una empresa para que ésta pueda aplicar tecnología a cualquiera de sus procesos para optimizar y rentabilizar costes. Esta es la parte de consultoría interesante, creativa y que requiere de especialización y grandes conocimientos del profesional que la realiza. Para mí, a diferencia de mi colega, esto es lo único que entiendo por consultoría tecnológica/informática. Un buen consultor informático (particularizo al campo de la informática porque es lo que más conozco) es capaz de analizar el «problema» que plantea la empresa y proponer la solución o soluciones más óptimas. No debe dejarse influenciar por tendencias e incluso intereses empresariales. El resultado de la consultoría debe proporcionar a la empresa la mejor solución posible en el mercado y la que mejor se ajuste a sus necesidades y recursos.
Lamentablemente, últimamente me estoy encontrando con muchos casos que van en otro sentido. Los estudios se basan en intereses de partners o «empresas asociadas», por eso hay que tener mucho cuidado al elegir consultor. Bajo mi punto de vista, los consultores deben elegirse siguiendo estos criterios:
- Reconocida experiencia en el campo. Un consultor debe ser un experto.
- Formación específica del área de estudio. No nos vale únicamente con que sea un experto en una determinada área sino que tendrá que tener un buen conocimiento del contexto donde se mueva para poder tener una visión global.
- El tamaño de la empresa debe ser pequeño, incluso unipersonal. Es difícil que una empresa pequeña tenga tantos intereses como una de mayor tamaño.
- Metodología adecuada. Antes de contratar al consultor debemos saber exactamente el proceso que va a seguir. Debemos exigir una calendarización así como un detalle de la metodología a seguir, los entregables, el seguimiento y todas aquellas cosas que consideremos necesarias dependiendo del tipo de proyecto.
Además, ahora la consultoría abarca más campos como el «body shop» o la subcontratación de personal. No pienso que esto deba considerarse consultoría ya que no realizan el trabajo de asesoramiento y creatividad. Se trata simplemente de subcontratación.
Por supuesto, no trato con esta entrada en el blog arremeter contra las grandes consultoras. Es cierto que todas ellas tienen grandes expertos aunque se mueven por y para la facturación. Lo que pretendo es abrir paso a los pequeños que además son bastante más baratos. Es como comprar algo prefabricado o artesanal, en algunas ocasiones será mejor una cosa y en otras otra.
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