¿Sabio o erudito?

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El aprendizaje y la forma en que nos efrentamos al conocimiento es determinante y peculiar en cada persona. Siempre he dado vueltas sobre este tema y me he preguntado cómo se enfrenta la gente (y yo mismo) al conocimiento. ¿Cómo aprendemos cosas?

Hace tiempo pinté en una servilleta cuatro tipos de persona, dos grupos con dos subgrupos diferentes. El primero de los grupos podría ser el formado por aquellos que o bien no están interesados en aprender, o tienen miedo a aprender algo nuevo o, directamente, quieren seguir siendo unos ignorantes. Este gran grupo podemos clasificarlo en dos subgrupos:

  1. Borregos. A este grupo pertenecen las personas que rechazan el conocimiento. Pueden ser o no torpes a la hora de aprender cosas pero directamente, eligen no aprender por defecto. Ante una situación extraña o en la que no tengan el conocimiento rehuyen e intentan por todos los medios enfrentarse al hecho de aprender por miedo o por sus propias limitaciones.
  2. Pasotas. Englobaría aquí a ese tipo de personas que no son torpes pero que no les llama la atención aprender. Si el conocimiento les llega pues vale, pero no son activos a la hora de afrontar el proceso de aprendizaje. Todos tenemos un conocido de los que decimos: «Es muy listo pero pasa de todo…», esta sería la frase que mejor los define. Sin duda es el grupo más «triste» puesto que teniendo buenas capacidades cognitivas no las aprovechan.

Y luego está el grupo de la gente a la que les gusta aprender. Si has llegado a este blog es porque seguramente pertenezcas a los dos siguientes tipos:

  1. Sabios. Su forma de enfrentarse al conocimiento es generalista. Les gusta saber de todo. No profundizan de forma exagerada en un tema pero son capaces de interrelacionar concimientos de muy diversas áreas. Se les podría aplicar la frase «Quien mucho abarca poco aprieta», pero realmente son personas que pierden el interés en un tema cuando logran aprenderlo y superar los retos cognitivos. Necesitan de una motivación constante y por ello intentan aprender de todo lo que les interesa. Tocan todos los palos.
  2. Eruditos. Los eruditos son expertos en un área en concreto. No son para nada generalistas. Dominan (o quieren dominar) un área de conocimiento a la perfección. Encuentran su motivación en el hecho de saber sobre una cosa más que ningún otro. Las especialización es su pasión y el rizar el rizo su día a día.

NOTA: No es que el mundo esté lleno de sabios y eruditos (aunque se necesiten) es simplemente una forma de denominar a un prototipo de gente.

Metafóricamente hablando, en una batalla de conocimiento, los eruditos serían los «puntas de lanza» y los sabios serían los estrategas.

¿Estás de acuerdo con estos grupos? ¿Se te ocurre algún otro? ¿Tu de qué grupo eres?

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    • Jesus
    • 31 marzo, 2008
    Responder

    Hola Iberzal,

    Me alegro de que no seas un elitista cognitivo… o un elitista a secas.

    Polemicas a parte, me gustaría preguntarte si sabes algo de codigos bidimensionales en el sector de la telefonía móvil. Que son, como funcionan y que se puede esperar de ellos en un proximo futuro. Algo he leido pero no extaba muy claro…

    Por otra parte, no has resuelto el dilema del móvil. ¿al final cual has comprado?

  1. Responder

    Estimado Jesús, revisa bien mi entrada porque creo que en ningún momento hablo de inteligencia ni pretendo clasificiar a la población por ella (lo cual sería un acto prepotente). Y por supuesto no pretendo escribir un tratado de psicología pues no soy ningún experto, como sé que lo eres tú.

    Precisamente para evitar malos entendidos he escrito: «No es que el mundo esté lleno de sabios y eruditos (aunque se necesiten) es simplemente una forma de denominar a un prototipo de gente.». No existe en mi entrada nada de «mirar con cierto desdén elitista», creeme.

    No pretendo con esta entrada una clasificación entre «tontos y listos». Lo que pretendo es analizar cómo la gente se enfrenta al aprendizaje y a adquirir nuevos conocimientos, lo cual no quiere decir que esté clasificando a la gente por su cociente intelectual.

    Te ruego vuelvas a leer la entrada para comprobar lo que digo y te agradezco enormemente tus comentarios pues las entradas de opinión en este blog siempre tienen la intención de crear polémica y diálogo.

    • Jesus
    • 28 marzo, 2008
    Responder

    Querido Iberzal, decirte que estoy completamente en desacuerdo con la taxonomía que haces aquí seria utilizar un eufemismo al límite de la verdad.

    Por mucho que estos grupos parezcan atractivos, y sobre todo el expuesto por Alberto que me recuerda, curiosamente, cantidad de conocidos (todo hay que reconocerlo), no me parece licito hacer este tipo de cosas en las que parece que algunos miran a otros con cierto desdén elitista.

    Si bien los cognitivitas nos dicen que nuestro cerebro crea agrupaciones, que a veces no se corresponden con la realidad física, para simplificar el mundo que nos rodea, esto no lo deberíamos hacer cuando empleamos la inteligencia.

    De cualquier modo, me gustaría recordarte el inicio del discurso del método de Descartes, fundador de la ciencia moderna: la inteligencia es la cosa la mejor repartida del mundo, ya que cada cual juzga la suya precisamente con eso, con la que tiene.
    Y esto se aplica a todos…

  2. Responder

    Alberto, gracias por el apunte. Si bien es cierto que ese grupo lo incluiría dentro de los borregos, ya que su perfil suele ser similar al descrito.

    Cada vez más a menudo nos encontramos con el tipo de personas de las que hablas. Dejémoslo en que son «actores borregos». No tienen idea de lo que hablan pero lo disimulan e incluso a muchos se les tiene en alto grado de consideración.

    Me quedo con tu última frase que es buenísima: «Dada la escasez de sabios y eruditos, dan el pego ante los ignorantes y pasotas».

    • alberto abella
    • 28 marzo, 2008
    Responder

    Me falta el grupo de los ignorantes, que son aquella gente que creen tener conocimientos muy amplios contrariamente a lo que la realidad les demuestra.
    Y que son los que profusamente utilizan ‘yo tengo una opinión’, cuando tener una opinión no significa en absoluto que sepas de lo que estás hablando.
    Este grupo es especialmente frecuente entre la profesion periodística.

    Dada la escasez de sabios y eruditos, dan el pego ante los ignorantes y pasotas.

    alberto
    http://libroblanco.com